En el Campo de Matcha
Durante nuestra estancia en Japón tuvimos la oportunidad de visitar los campos de cultivo de té verde Matcha en Nishio, Aichi, donde Aoi Seicha fabrica el producto que ofrecemos a nuestros clientes.
Este verano la temperatura ha alcanzado los 30 grados pero, a pesar de ello, dentro del campo el ambiente está fresquito, bien cubierto por una gruesa tela negra que permite que las plantas de té crezcan sin problema, verdes, exuberantes y preciosas. El pasado mes de mayo se hizo la primera recogida de los primeros brotes. Para conseguir el más excelente aroma y sabor del té, Aoi Seicha continúa utilizando métodos tradicionales para la cosecha. Las plantas se protegen de la luz del sol y las hojas crecen muy lentamente, aumentando la dosis de clorofila en cada una de ellas. Después se procede a la recogida, estrictamente realizada a mano, con ritmo pero con mucho cuidado. Es todo como un precioso ritual. Tras la cosecha de primavera, las hojas crecen de nuevo e espera de la cosecha de otoño. Me impresionó la visión del campo inmenso y tan verde, pero el director de Aoi Seicha me dijo que debería haberlo visto justo antes de la cosecha de primavera, “eso si que es un espectáculo” La próxima vez quiero venir en Mayo…
En la misma fábrica se realizan los tests para comprobar la ausencia de bacterias y pesticidas. Además, desde hace unos meses, se llevan a cabo análisis periódicos para detectar posibles restos de material radiactivo en respuesta del accidente nuclear de Fukushima, por el momento todos los resultados están siendo negativos y el acceso a éstos es público.
Mientras charlaba con el personal de Aoi Seicha sobre el futuro del mercado del té verde, me ofrecieron una taza de Matcha, ligeramente dulce, ligeramente amargo, delicioso.
Con éste, termina el relato de nuestro viaje a Japón. Esperamos poder contaros nuevas experiencias muy pronto.
Este verano la temperatura ha alcanzado los 30 grados pero, a pesar de ello, dentro del campo el ambiente está fresquito, bien cubierto por una gruesa tela negra que permite que las plantas de té crezcan sin problema, verdes, exuberantes y preciosas. El pasado mes de mayo se hizo la primera recogida de los primeros brotes. Para conseguir el más excelente aroma y sabor del té, Aoi Seicha continúa utilizando métodos tradicionales para la cosecha. Las plantas se protegen de la luz del sol y las hojas crecen muy lentamente, aumentando la dosis de clorofila en cada una de ellas. Después se procede a la recogida, estrictamente realizada a mano, con ritmo pero con mucho cuidado. Es todo como un precioso ritual. Tras la cosecha de primavera, las hojas crecen de nuevo e espera de la cosecha de otoño. Me impresionó la visión del campo inmenso y tan verde, pero el director de Aoi Seicha me dijo que debería haberlo visto justo antes de la cosecha de primavera, “eso si que es un espectáculo” La próxima vez quiero venir en Mayo…
En la misma fábrica se realizan los tests para comprobar la ausencia de bacterias y pesticidas. Además, desde hace unos meses, se llevan a cabo análisis periódicos para detectar posibles restos de material radiactivo en respuesta del accidente nuclear de Fukushima, por el momento todos los resultados están siendo negativos y el acceso a éstos es público.
Mientras charlaba con el personal de Aoi Seicha sobre el futuro del mercado del té verde, me ofrecieron una taza de Matcha, ligeramente dulce, ligeramente amargo, delicioso.
Con éste, termina el relato de nuestro viaje a Japón. Esperamos poder contaros nuevas experiencias muy pronto.
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